Tres migraciones chinas en Baja California,

1899-1945

 

 

Catalina Velázquez Morales*

 

 

En el presente trabajo se examinan las rutas y los procesos de asentamiento poblacional en la península de Baja California de los inmigrantes chinos, originarios de Cantón, cuya ubicación geográfica les resultó estratégica, ya fuera que tuvieran como objetivo ingresar a Estados Unidos o permanecer en México.

Entre las principales causas que provocaron que los chinos salieran de su país fue la guerra del opio (1839-1842), originada porque el emperador Manchú afectó los intereses comerciales británicos al tratar de hacer efectiva la prohibición de traficar con opio en China.1 Inglaterra, apoyada en una fuerza militar superior, obtuvo una serie de concesiones territoriales y otros privilegios en detrimento de la soberanía china. Junto con otras potencias impuso a esa nación un conjunto de tratados desiguales que demostraron la “superioridad” de los valores occidentales.2 La paz quedó firmada en el Tratado de Nandying (Nan Kin) en 1842, mediante el cual Gran Bretaña obtuvo Hong Kong y reanudó el comercio del opio, consiguiendo también concesiones comerciales en cinco puertos chinos. Por medio de otros tratados, Estados Unidos, Francia, Suecia, Noruega y Rusia obtuvieron concesiones territoriales y la posibilidad de establecer su propia administración, jurisdicción, policía y aduana.3 

La derrota china tuvo consecuencias, entre las que se pueden mencionar: poblados destrozados, hambrunas, además de los estragos causados por el consumo de opio, a raíz de la creciente influencia de los colonialistas occidentales y la falta de respeto de los cristianos hacia las tradiciones y creencias del pueblo chino. A todo ello se sumó una nueva desgracia: el tráfico de culis4  hacia el continente americano.5  Si bien buena parte de los culis fueron llevados contra su voluntad, seducidos o secuestrados por los enganchadores, para los disidentes políticos representó la posibilidad de emigrar a otros países, lo que facilitó su sobrevivencia; tal fue el caso de los que salieron durante el periodo de la rebelión Taiping (1851-1864).

Los Taiping formaban una secta comunitaria que proponía una religión sincrética combinando principios cristiano-daoístas. Luchaban por promover la industria y el comercio, por mantener una actitud abierta y amistosa con los extranjeros y por establecer una paz que garantizara un bienestar social general.6 Al finalizar la rebelión Taiping, las provincias del sur de China quedaron devastadas y miles de trabajadores, empujados por la miseria, buscaron fuera de su tierra mejores condiciones para vivir.

La rebelión ocasionó la muerte de veinte millones de chinos. De esta manera, las provincias del sur de China fueron la principal fuente de emigrantes chinos, de los cuales 90 porciento de ellos eran oriundos de dos provincias: Guangdung y Fudyien. Pero los que vinieron a Latinoamérica provenían en su totalidad de Guangdung, de nueve regiones de esta provincia localizadas detrás del puerto de Aomen, protectorado portugués y único puente abierto al tráfico de culis, lo cual facilitó la emigración de sus habitantes.

El tráfico de culis hacia el continente americano fue iniciado por los ingleses, quienes los trasladaban a sus posesiones en las Antillas: Barbados, Trinidad y Jamaica.7  Los primeros grupos de chinos que llegaron a Cuba contaban con la aprobación de la Corona española en 1847, mientras que en Perú se autorizó su contratación por medio de una ley especial de inmigración en 1849.8  En México, la posibilidad de traer chinos se planteó por primera vez en 1871.

 

Firma del tratado entre China y México

En 1874 se incrementó el interés del gobierno mexicano por afianzar las relaciones comerciales con China por medio de un tratado, con lo cual se aseguraba un amplio mercado para colocar la plata  mexicana. Sin embargo, la firma de éste no se concretó hasta diciembre de 1899, cuando los grupos racistas se dieron cuenta del alto rendimiento que podían obtener de los trabajadores chinos; desde 1882 se había aprobado la Ley de Exclusión China  en Estados Unidos prohibiendo la inmigración legal de trabajadores chinos a ese país.9 

El Tratado de Amistad, Comercio y Navegación entre México y China se firmó el 14 de diciembre de 1899 en Wáshington, por medio de sus representantes consulares:  Manuel Azpiroz por México y Wuting-Fang por China. Éste contaba con veinte artículos y se redactó en tres lenguas: español, chino e inglés. Amparados en el mismo, los ciudadanos y súbditos de uno y otro país podrían viajar y residir libremente en cualquiera de las dos naciones, mientras observaran una conducta pacífica y no violaran las leyes y los reglamentos establecidos.10 

El convenio no sufrió ninguna modificación hasta 1921, cuando las nuevas circunstancias políticas y laborales existentes en México hicieron necesario que se modificara la cláusula v, en la cual originalmente se establecía que la inmigración de los súbditos chinos sería libre y voluntaria, ya fueran solos o acompañados de sus familiares. Con las reformas a la mencionada cláusula, en lo sucesivo quedó restringida la entrada a inmigrantes que vinieran en busca de trabajo; los que desearan obtener el permiso de ingreso deberían comprobar que contaban con suficientes recursos económicos y con amigos o parientes con solvencia económica que respondieran por ellos.11 Con esta medida se replantearon algunos de los aspectos que se referían al ingreso de trabajadores chinos y su calidad migratoria.

 

Distribución de los chinos en el país en 1926,

según el Servicio de Migración

Entidad federativa Personas
Aguascalientes 31  
Baja California 5 889  
Campeche 108  
Coahuila   707  
Colima 43  
Chiapas 1 261  
Chihuahua 1 037  
Distrito Federal 1 062
Durango 197  
Guanajuato 37  
Guerrero 7  
Hidalgo 98  
Jalisco 3192  
México    78  
Michoacán    8  
Morelos 9  
Nayarit 164  
Nuevo León 216  
Oaxaca 254
Puebla 22  
Querétaro   1  
Quintana Roo   2  
San Luis Potosí 288  
Sinaloa     2 019  
Sonora   3 758  
Tabasco   67  
Tamaulipas   2 916  
Tlaxcala             ..........  
Veracruz             1 908  
Yucatán             1 726  
Zacatecas             113  

Suma

24 218  

Fuente: Andrés Landa y Piña, El Servicio de Migración en México, México, Secretaría de Gobernación, Talleres Gráficos de la Nación, 1930, pp. 38-39.

 

 

A pesar de que las nuevas medidas impactaron directamente sobre el número de chinos que podían ingresar al país, para mediados de la década de los años veinte, según el Servicio de Migración, había chinos provenientes de la provincia de Cantón establecidos en todo el país, y aunque los grupos más nutridos se localizaban en las entidades que tenían puertos autorizados para su ingreso,12  sin lugar a dudas, en el Distrito Norte de Baja California se encontraba la colonia china más abundante y organizada del país, cuyos miembros se dedicarían a desempeñar las actividades necesarias para que los terrenos del valle de Mexicali fueran aptos para cultivar el algodón.

 

El valle de Mexicali y la agricultura

Entre 1903 y 1905, junto con el descubrimiento de que era posible desarrollar la agricultura en las tierras del delta del Río Colorado, surgieron los primeros asentamientos que darían origen a los valles de Imperial y Mexicali, el primero en territorio estadounidense y el segundo en el lado mexicano. Los primeros pobladores de Mexicali encontraron un ambiente físico constituido de mezquites, cachanilla y unas potentes polvaredas que hacían más insufrible el intenso calor. Sin embargo, los que iban llegando, decididos a quedarse, levantaban carpas y enramadas, donde se guarecían mientras levantaban sus casas de adobe y cachanilla.

En la primera década del siglo xx, la población en todo el valle oscilaba entre los 1 500 y 2 000 habitantes, la mayoría empleados de la California Development Company. Con las primeras obras de derivación de las aguas del Río Colorado, en sólo cuatro años se empezó a poblar la región, al palparse que los depósitos del delta, formados de arcilla, limo, arena y la combinación en proporciones variables de éstos entre sí, hacían las tierras sumamente apropiadas para el cultivo. Sin embargo, para que el algodón pasara a ser el cultivo más rentable, las compañías subarrendatarias de la estadounidense Colorado River Land Company introdujeron tractores y derribaron, apilaron y quemaron árboles y mezquites para aplanar el terreno. Para el riego de las tierras construyeron diques, se levantaron bordos, canales y drenajes. En pocos años, y gracias al trabajo de hindúes y japoneses, pero primordialmente de los chinos, el desierto de Mexicali se transformó en un valle fértil, al grado que durante la década de los veinte se convirtió en el centro algodonero más importante de la región.

En el censo del Distrito Norte de Baja California levantado en 1921, se registraron 23 537 habitantes, de los cuales 4 550 eran extranjeros y 2 789 eran chinos. Para 1926, según la socióloga Ana María Avilés había 5 795 chinos que vivían en Mexicali; Pedro F. Pérez y Ramírez, cronista de esa ciudad, para la misma fecha calculó 10 000 en Mexicali, y entre 11 000 y 12 000 en todo el distrito; Andrés Landa Piña, jefe del Departamento de Migración, registró 24 218 dispersos a lo largo y ancho de la república mexicana, de los cuales 5 889 se podían ubicar en Baja California.

 

Población de Baja California

Año Población Total Extranjeros sin distinción de raza Chinos registrados
19101  9 760      
19212 23 537  

4 550

2 789
19303 48 327     2 982
19404 78 907     618

1 Tercer censo de población de los Estados Unidos Mexicanos verificado el 27 de octubre de 1910,

t. i, México, Oficina Impresora de la Secretaría de Hacienda, Departamento de Fomento, 1918, p. 33.

2 Censo general de habitantes, 30 de noviembre de 1921, Baja California, Distrito Norte y Sur, México, Talleres Gráficos de la Nación, Departamento de la Estadística Nacional, 1926, pp. 19-20 y 23.

3 Quinto censo de población, 15 de mayo de 1930, Baja California (Distrito Norte), México, Secretaría de la Economía Nacional, Dirección General de Estadística Nacional, [s.a.], pp. 11 y 31.

4 Sexto censo de población 1940. Aguascalientes, Baja California, Territorios Norte y Sur, México, Secretaría de la Economía Nacional, Dirección General de Estadística, 1947, pp. 15 y 23.

 

Para caracterizar las diferentes etapas en el proceso de asentamiento de los chinos, primero fue necesario diferenciar sus etapas de ingreso a la región, para lo cual  se analizaron los listados oficiales de extranjeros del Servicio de Migración entre 1933 y 1936. El concentrado de 1 372 registros13 correspondientes a otros tantos inmigrantes que entraron por Mexicali, Ensenada, Tecate y uno que otro por Tijuana, permite establecer que el grupo de chinos se fue incrementando durante la década de los  veinte, todos originarios de la región del sur de China. 

El registro más antiguo que se encontró en este archivo se remonta a 1899,  y pertenece a un niño de doce años, que ingresó por Mexicali. En cambio, para Tijuana, en 1907 es cuando se pueden documentar las primeras evidencias de chinos que trabajaron en el ferrocarril Tijuana-Tecate.14  En los años posteriores, sólo aparecen ingresos esporádicos. En 1910 es cuando se registra una corriente migratoria que fue creciendo hasta 1920, cuando llegó a su máximo nivel. Después empieza a descender el número de ingresos,  por lo menos en los registros oficiales, de tal manera que hacia 1935 no hay ningún ingreso; hasta 1939 aparece uno, y otro en el año de 1941.15

 

Lugar de nacimiento de inmigrantes chinos

registrados en Baja California, 1933-1941

Lugar de nacimiento Personas
Boysan, Cantón 588  
Cantón, China 17  
Chong, Cantón 1  
Chung Ehar, Cantón 67  
Chung Shan, Cantón 81  
Chon San 421  
Co Yo, Cantón 1  
Foy Sang, Cantón 2  
Him Ping, Cantón 3  
Hong Kong 69  
Hong Kong, Cantón 13  
Hony Hin, Cantón 7  
Hoy Hing, Cantón 5  
Hoy Kan, Cantón 8  
Hoy Pen, Cantón 20  
Hoy Pin 31  
No proporcionaron la información 38  
Total 1 372  
Fuente: agn, México, Registro de Extranjeros, Tarjetas de migrantes chinos correspondientes a Baja California, cajas 6 y 8, fotocopia en iih-uabc.

 

 

Al cruzar la información anterior con las actividades productivas que desarrollaron los chinos, fue posible identificar tres fases en su proceso de asentamiento: la primera de 1899 a 1920, integrada por campesinos y subarrendatarios de la Colorado River Land Company; en la segunda, de 1921 a 1930, predominan comerciantes y empleados, periodo de consolidación de los inmigrantes en el Distrito Norte de Baja California; y por último, entre 1931 y 1945, los chinos aparecen con mayor regularidad como dueños de sus propios negocios o empleados de pequeños talleres, periodo que se complementa con gran número de solicitudes de nacionalización.

 

Los inmigrantes

Los campesinos, que sólo tenían su fuerza de trabajo para subsistir, firmaron contratos desventajosos con la esperanza de alcanzar mejores condiciones de vida para ellos y su familia, a la que en muchos casos, por dejarla en su lugar de origen, nunca volvieron a ver. En los convenios internacionales firmados entre China y los países de Occidente, entre los que se encontraba México, no se contempló proteger a los trabajadores chinos de la sobreexplotación a la que se les sometió; todo lo contrario, la regla fue aceptar la entrada de trabajadores chinos sólo con la finalidad de cubrir las áreas de trabajo que no daban el rendimiento requerido con la mano de obra local. En el caso de Baja California, el trabajo de los chinos impulsó el desarrollo de campos de algodón y, en menor medida, tendidos de vías férreas.

Es oportuno recordar que a raíz de la Ley de Exclusión de 1882 decretada en Estados Unidos, la región fronteriza de Baja California se convirtió en un polo de atracción para todos aquellos chinos que trataron de evitar la deportación, ya que desde ahí podían ingresar de nuevo al territorio estadunidense. La mayoría de estos chinos no conocían Asia, pertenecían a la primera o segunda generación que había nacido en los Estados Unidos, no deseaban trasladarse a China, razón que los obligaba a refugiarse en la región bajacaliforniana.16  Ante esta situación, para todos los chinos expulsados, especialmente los del vecino estado de California, la región del valle de Mexicali resultó la mejor opción para eludir la deportación. A esta corriente de inmigrantes se sumaron los que llegaban directamente de China a través de las redes organizadas para introducirlos a nuestro país.

Los chinos llegaron a Baja California de diversas maneras: algunos fueron introducidos de contrabando desde el puerto de San Felipe, hasta valle Banderas;17 otros fueron recogidos por los contrabandistas en San Diego o San Francisco, en California, y enviados en pequeños botes que rodeaban la península para ser desembarcados en el delta del Río Colorado;18  también llegaban en los barcos de la Compañía de Navegación del Golfo de California que arribaban al puerto fluvial El Mayor, ubicado en el Río Colorado.19 Este servicio fue utilizado por quienes se encargaban de conducirlos hasta el valle de Mexicali; las rutas marinas sólo eran una parte del circuito, el cual se enlazaba con los múltiples caminos y veredas que a lo largo de la frontera entraban y salían del territorio bajacaliforniano.20

El ingreso de chinos fue un excelente negocio, independientemente de que se quedaran en territorio nacional o sólo estuvieran de paso, mientras lograban ingresar a los Estados Unidos. Había extensas redes que se dedicaban a organizar el traslado, fuera de los cauces legales, de cientos de trabajadores, y todos los que participaban obtenían cuantiosas ganancias: enganchadores, compañías de transportes, oficiales de migración,  funcionarios públicos y, sobre todo, las compañías que los contrataban a cambio de los salarios más bajos que se pagaban en la región.

La información más temprana que se puede documentar sobre los chinos es aquella que los vincula con la pesca del abulón, muchas veces practicada de forma ilegal. En marzo de 1879, el subprefecto del Partido del Centro del Territorio de la Baja California, denunció que había una compañía de chinos pescando abulón en la isla de Cedros. El abulón que los juncos chinos21  recolectaban en Baja California era transportado semanalmente a San Francisco, vía San Diego, en los barcos del Pacific Coast Steamship, y de ahí la mayor parte se exportaba a China y otros países asiáticos.22 La pesca de los juncos chinos propició el desarrollo del puerto de San Diego, al ser los primeros en sacar barcos pesqueros de la bahía, lo que dio inicio a la actividad pesquera del área.23 También había chinos que firmaban acuerdos de arrendamiento por predios o establecimientos comerciales y entre sus actividades estaba transportar mercancías, entre Ensenada y las zonas donde se buscaba oro, aunque en poco tiempo la región mexicalense se convirtió en el principal punto de arraigo para los inmigrantes chinos.

 

Primer grupo

De acuerdo con las actividades económicas que desempeñaron los inmigrantes chinos durante su proceso de asentamiento, es posible caracterizar tres etapas. La primera  corresponde al grupo de los chinos que ingresaron entre 1899 y 1920, primordialmente campesinos, entre los que se pueden diferenciar dos tipos: los que sólo poseían su fuerza de trabajo y aquéllos que gracias a sus recursos económicos tenían capacidad para organizar compañías que se convertían en subarrendatarios de la Colorado River Land Company,24 lo que les permitía dedicarse al cultivo del algodón, contratando a sus connacionales. 

Los primeros grupos de trabajadores chinos que llegaron a Mexicali fueron trasladados por agricultores chinos establecidos en el valle de Mexicali, como Chan Fuk Chau, Wood York, Ramón Lee, Charles Ung Ham y los hermanos Antonio Agustín y Mariano Ma.25  Los trabajadores que venían directamente de China se dedicaron a las labores agrícolas más pesadas del valle de Mexicali, a diferencia de los inmigrantes chinos que llegaban de los Estados Unidos con el objetivo de rentar tierras para el cultivo del algodón y establecer comercios en la ciudad.

La Cámara Agrícola de Mexicali fue la principal agrupación que se encargó de contratar trabajadores mexicanos de otras partes del país mediante enganchadores, con el objeto de subsanar la falta de mano de obra que se necesitaba en el valle. Sin embargo, cuando se lograban traer pequeños grupos, éstos terminaban por irse a los Estados Unidos, donde recibían salarios más altos.26  De ahí que el coronel  Esteban Cantú, jefe político del Distrito Norte de Baja California (1915-1920), para facilitar la entrada de chinos a la región, argumentara la necesidad de mano de obra en las  tareas agrícolas del valle de Mexicali. Aunado a esto, los chinos arrendatarios de la Colorado River Land preferían contratar a sus connacionales, a quienes, inclusive, en ocasiones obligaban a trabajar en condiciones de servidumbre,27  como lo señala Lum-Ba-Un:

[...]  las compañías y colonos les daban hospedaje y alimentación y los levantaban con una campana y al igual los llamaban a comer; en cada trabajo el paisano debía trasladar su propia herramienta de trabajo, si trabajaba con la pala, debería llevarla al trabajo; si utilizaba el arado, igual [...] Se utilizó la misma técnica de China: el arado tirado por bueyes. Sus implementos eran fabricados por lo regular por ellos [...]28 

Entre los factores que contribuyeron para preferir trabajadores chinos en los campos algodoneros, estaban el bajo costo de sus salarios, así como el hecho de que los propios chinos facilitaban el arribo a más connacionales,29 como rememora un testimonio de la época:

[...] los cuales se dedicaban la mayor parte a la agricultura; el cultivo de la alfalfa y el algodón[...] lo sembraban en parcelas, usando un aparato de dos ruedas para sembrar, las cuales eran regadas por medio de canales, o sea que estos canales eran alimentados del Río Colorado; estos canales fueron hechos por mis paisanos, quienes varios de ellos quedaron allí muertos debido al inmenso calor que hacía aquí, en el valle de Mexicali, porque la mayor parte era puro desierto, llenos de pura cachanilla, o sea que aquí en Mexicali llovía muy poco, por eso mis paisanos al no aguantar el clima, se fueron hacia el interior, los que quedaban aquí se las vieron muy duras, porque debido a la forma en que vivían y eran tratados casi no aguantaban el clima, y uno que otro fallecía; existía un médico, pero como cobraba muy caro, y la mayor parte de nosotros con lo poco que ganábamos no nos alcanzaba para ir a consulta, sólo nos alcanzaba para mal comer y comprar lo necesario; nuestro  principal alimento era la comida china, que la comprábamos cada vez que venía un camión ambulante que era el que surtía todas las trincheras o pequeños poblados [...]30

Por otra parte, había agricultores de origen chino que cultivaban legumbres en sus parcelas; los vendedores ambulantes recorrían los campos agrícolas, ofreciendo estos productos a los jornaleros. Otra forma de distribución era por medio de las tiendas de abarrotes ubicadas en las incipientes zonas urbanas del Distrito Norte. De este modo, se establecieron las primeras bases que después les permitieron tener el control sobre tiendas de abarrotes dispersas en toda la región bajacaliforniana, mismas que comercializaban una amplia diversidad de productos. Su éxito fue tal, que para 1920 ya habían organizado y registrado ante notario público un total de diecisiete sociedades chinas anónimas mercantiles y colectivas, las cuales se dedicaban al comercio, a la agricultura y la compraventa de lotes y terrenos. Este tipo de agrupaciones se comprometían a mantener la sociedad el tiempo necesario para cumplir las metas económicas que se habían propuesto; los plazos que acordaban para lograrlo oscilaba entre diez y 50 años; a mayor capital más duradero el compromiso. Por lo regular, el capital lo proporcionaban los socios en partes iguales y las ganancias y utilidades se repartían de la misma manera. También había sociedades donde los miembros aportaban diferentes cantidades y las ganancias se repartían de manera proporcional a la inversión realizada. Los miembros de la comunidad china tenían muy claro que para alcanzar sus metas económicas el camino más viable era agruparse en sociedades cooperativas, las que se organizaban para alcanzar una utilidad común. Con una sociedad colectiva comercial podían quedar ordenados bajo pactos comunes, con el nombre de todos o algunos de ellos, participando todos de los mismos derechos y obligaciones, con responsabilidades bien definidas. Bajo esta tónica de trabajo y organización, durante el año agrícola de l915, en una superficie de 12 000 hectáreas del valle de Mexicali se obtuvo una cosecha de 20 851 pacas de algodón. En un periodo de cinco años, el área dedicada al cultivo del algodón aumentó a 50 000 hectáreas, de las que se obtuvieron 79 200 pacas. Este nivel de producción se mantuvo hasta  el año de 193031  y, fundamentalmente, se apoyó en la mano de obra de los chinos.

Las compañías chinas encabezadas por A. K. Joy, Chos Ming, Say Quan y Lee Wing, que se contaban entre los mejores arrendatarios de la California-México Land and Cattle Company, celebraban contratos con la Colorado River Land Company, rentando grandes extensiones de tierra. A su vez, estos grupos las subarrendaban a colonos y agricultores, quienes las trabajaban bajo condiciones muy específicas; gracias a este sistema, las compañías extranjeras, verdaderas propietarias de la tierra, podían ocultarse tras los arrendatarios que aparecían como los únicos responsables de las injusticias que se cometían contra los trabajadores.

 

Ranchos chinos 

En los hombros de los inmigrantes chinos descansaba toda la producción agrícola del valle. Era el trabajador chino el que se dedicaba a limpiar la tierra y prepararla en lo que fuera necesario para el cultivo del algodón; en una segunda fase, sembraba, cuidaba y cosechaba y, al mismo tiempo, debía mantener limpios los canales de riego. El trabajo que realizaban adquirió tal magnitud que, para 1922, en el censo de población se registraban 22 ranchos de chinos ubicados en el valle de Mexicali, que abarcaban una superficie de 36 456.40 hectáreas. En ese momento representaban una producción de  50 000 pacas de algodón.32

Sin embargo, cada año los subarrendatarios de la Colorado River Land Company tenían que gestionar en diferentes niveles gubernamentales los permisos necesarios para los inmigrantes extranjeros, de tal forma que no les faltaran trabajadores en los campos algodoneros. En 1923, Manuel Roncal, presidente de la Cámara Agrícola Nacional, comunicó al presidente de México, Álvaro Obregón, que cada año enfrentaban en el valle la escasez de mano de obra para levantar la cosecha de algodón, y que para solucionar el problema se unía a la petición de Lew Chun, Lee Wing y Wong Charm, quienes solicitaban se les permitiera introducir 2 000 jornaleros chinos, los cuales sólo trabajarían en los campos algodoneros.

Las relaciones entre la Colorado River Land Company y los chinos no sólo fueron de carácter patrón-trabajador; también jugaron un papel muy importante como subarrendatarios, como en el caso de Lau Jiu, conocido como el “rey del algodón”, quien llegó procedente de los Estados Unidos con un capital de dos millones de dólares, cantidad que fue invertida en una tienda de abarrotes, dos boticas dedicadas a la venta de hierbas chinas y un rancho.33  En cambio, los chinos que no tenían grandes sumas para invertir en el valle se organizaban en sociedades y cooperativas, al grado que por esta vía llegaron a invertir capitales de  hasta más de un millón doscientos mil pesos en la limpieza de nuevas tierras  para el cultivo del algodón.34 

Los chinos tuvieron que pedir prestadas grandes sumas de dinero para financiar sus cultivos de algodón. Hombres de negocios norteamericanos les facilitaron al 24 por ciento anual, estipulando además que los deudores debían llevar su algodón a despepitar a la máquina del prestamista. En general, los habilitadores consideraban que los colonos cumplían bastante bien con sus compromisos, pero se sentían más seguros por la garantía tácita que les brindaba -el jefe político- Cantú al ofrecerles emplear cualquier medio legal o ilegal para forzar a los chinos a cumplir con sus obligaciones.35

Su capacidad para organizarse en sociedades agrícolas les permitió convertirse en subarrendatarios de la Colorado River Land Company y de trabajar la tierra de forma independiente. Y como ya se mencionó, sus actividades agrícolas las ligaban con algún comercio en la zona urbana, sistema que les permitía comercializar sus productos sin tener que hacer nuevas inversiones; esto, aunado a su frugal estilo de vida, les facilitó acumular cierto capital. Al mejorar su situación económica optaron por  desplazarse del campo a la zona urbana para dedicarse a la industria, el comercio y la prestación de servicios.

 

Barrio chino

Ante la diversidad y expansión de las actividades económicas de los chinos, las autoridades del ayuntamiento de Mexicali optaron por restringir la ubicación de sus comercios y sus viviendas en una sola zona, cercana a la línea internacional, pues con esta medida les resultaba más fácil tener un estrecho control administrativo sobre ellos. La existencia del barrio chino, conocido como “La Chinesca”, resultó ser un asentamiento urbano muy práctico para los inmigrantes chinos que llegaron al Distrito Norte de Baja California, porque a su alrededor giraban las actividades económicas, políticas y sociales más importes de la comunidad china.

La Chinesca, además de albergar los comercios más sólidos en términos financieros,  contaba con sitios dedicados al esparcimiento: dos teatros –el Mexicali y el Loc-Kun– para sus actividades culturales y recreativas; había tres casas de té, y 28 agrupaciones o asociaciones, organizadas para cubrir las diferentes necesidades de sus miembros; por ejemplo, en algunas, todos tenían el mismo apellido, trabajo o religión; había siete categorías diferentes y la mayoría contaba con su propio local para desarrollar sus actividades.36 Además, tenían un hospital para enfermos mentales, una escuela así como centros de ayuda para los más pobres y necesitados de su comunidad.

Un aspecto que queda muy claro es que por medio de la Asociación General China, predominantemente de carácter social, se resolvían todos los problemas internos de la comunidad, pues ante ésta se denunciaban y se presentaban los conflictos que provocaban fricciones entre los miembros de la comunidad. Esta organización les permitía resolver los problemas de sus miembros al grado que no acostumbraban acudir a las autoridades del distrito pero, aun así, no descuidaban sus relaciones con las autoridades municipales, con las que establecieron una tradición de cooperación en el desarrollo de obras públicas, como parques y jardines, que terminaron por convertirse en las primeras y escasas áreas de esparcimiento a las que tuvieron acceso los habitantes de ese época.

El barrio chino sufrió en su primera etapa dos incendios: uno en 1919 y otro en 1923; no se registró informe sobre las causas que los provocaron, aunque a raíz del último se volvió evidente para las autoridades del ayuntamiento local, que no contaban con un padrón confiable sobre los comercios chinos y el tipo de actividades que estos realizaban, e incluso desconocían el número de la población china que vivía en La Chinesca. Sin embargo, todo pasó a segundo término cuando se descubrió que bajo los locales quemados había un complejo de cuevas y pasajes subterráneos de los cuales, hasta ese momento, no se tenía la menor idea de su existencia. La situación se aprovechó para fomentar el estereotipo negativo que existía contra los chinos, al afirmar que los túneles sólo podían ser utilizados como fumaderos de opio.  Sin embargo, habría que enriquecer esta visión, imaginando lo que representaría para los trabajadores chinos del valle mexicalense, contar con un lugar fresco y barato para descansar, después de haber trabajado largas y agotadoras jornadas bajo temperaturas cercanas a los 50 grados centígrados. Para los chinos, por lo regular hombres solos acostumbrados a las incomodidades, no debió representar ningún problema dormir en subterráneos durante el día y trabajar cuando el sol se ocultaba; adaptarse a esta forma de vida, por lo menos mientras se organizaban e involucraban en actividades productivas, debió ser la conducta asumida por lo menos entre los recién llegados a la región.

 

Segundo grupo

La segunda etapa, de 1921 a 1930, coincide con el mayor número de ingresos. Durante este periodo, la Colorado y sus subarrendatarios aumentaron las presiones para que se les permitiera introducir mayor cantidad de trabajadores chinos, sin los cuales no podrían extenderse los campos de cultivo. A este flujo de inmigrantes se sumaría el de los que fueron expulsados de otros estados de la república como Sonora y Sinaloa; también estaban los que, víctimas de medidas racistas, se trasladaron desde el sur del país y llegaron a Baja California buscando nuevas opciones para establecerse. El crecimiento de la comunidad china se enlazó con el cambio de sus actividades productivas, ya que después de haber organizado un sistema de redes entre los diferentes campos agrícolas donde trabajaban, se empezaron a dedicar de manera más decidida al desarrollo del comercio y la pequeña industria.

El margen de utilidades que obtuvieron del trabajo agrícola, aunque fuera en  terrenos rentados, les permitió consolidar sus actividades económicas, políticas y sociales en la región. Durante este periodo se afianzó su posición económica y se volvió más evidente su participación en asociaciones, sociedades y cooperativas, algunas de carácter mercantil y otras de tipo asistencial, como aquéllas cuyo principal objetivo era ayudar a los enfermos.

En Mexicali, los chinos entrelazaron el comercio y la agricultura, práctica que les permitió en poco tiempo marcar las pautas para impulsar el  desarrollo económico de la región. Entre las firmas más importantes de la época se pueden mencionar: Chinese Mercantile Mexican Company, respaldada por un sólido capital de chinos radicados en San Francisco. También estaba la Casa Colorada, con un capital mayor a los 300 000 pesos,  representada por Fernando Yee Kee, socio capitalista; esta compañía se dedicaba a comerciar con todo tipo de mercancías destinadas al consumo de sus trabajadores en los campos algodoneros. Por su parte, la casa Nom Hing Cheung agrupaba a comerciantes y agricultores negociantes de todo tipo de mercancías chinas y mexicanas; este grupo contaba con sucursales en Guamúchil y San Blas, Sinaloa, además de Nogales, Sonora.

Los inmigrantes chinos también impulsaron el desarrollo de pequeños talleres industriales donde fabricaban calzado, puros y cigarros, productos que muy probablemente consumían sus connacionales. De esta forma, la prosperidad de sus actividades comerciales estaba garantizada porque al mismo tiempo que satisfacía la demanda de la comunidad china residente en Mexicali, cubría las necesidades del resto de la población local. Lo primero se facilitaba porque el vínculo de solidaridad entre la mayoría de los chinos inmigrantes era muy fuerte y preferirían consumir lo que sus paisanos producían.

Los pequeños talleres industriales en Mexicali se organizaban y crecían impulsados por los chinos, quienes instalaron las primeras zapaterías, talabarterías, carpinterías, carrocerías, mercerías, panaderías y reposterías.37  Su facilidad para organizarse en asociaciones y cooperativas les facilitó progresar económicamente en pocos años. En los diferentes lugares donde se asentaron, impulsaron el comercio estableciendo redes de distribución para transportar mercancías aun a los puntos más alejados de los centros de abasto; impulsaron y organizaron actividades económicas de servicios que hasta ese momento nunca se habían ofertado en Mexicali.

Como si lo anterior fuera poco, también fundaron sus propios bancos con sus propias reglas de crédito bancario. La Compañía Mercantil China Mexicana (Wa-Mak Sion Mu Kun Si) fue una de las empresas más sólidas que se dedicó a financiar a los  agricultores chinos del valle de Mexicali.38

Ellos tenían bancos, pagaban con papeles escritos en chino; un banco estaba al lado de la cantina. ¿No conociste El Barrilito? Era donde estaba la campana, era de puros chinos y era banco; ferretería de todas clases y tienda de abarrotes, intercambiaban los cheques; y luego ahí, donde está  la esquina, ahí le decían la Casa Colorada, ése era otro banco de chinos, porque estaba dividida en zonas, el terreno de la Colorado River en el campo, por ejemplo, una compañía china vamos a suponer cinco mil acres y un invernadero de acá, sembraba otro chino cinco mil y ese tenía su banco, que le correspondía, y luego por acá había uno que se llamaba Centinela, y ese se cambiaba en La Chinesca, en el callejón de La Chinesca, en la pura esquina en que está una tienda que se llama la Dingo, enseguida de La Malinche; esas casas eran tiendas de abarrotes y de ferretería y de todas esas cosas que tú buscaras, y eran bancos al mismo tiempo.39

Durante este periodo, los principales clientes de los bancos fueron los agricultores; más adelante la actividad bancaria se fue desarrollando en la misma medida que se extendían las zonas de plantíos de algodón.

                                               

Tercer grupo

La tercera y última etapa (1931-1945) es, quizás, la más difícil de describir y la menos numerosa en cuanto a ingresos oficialmente registrados. Durante este periodo, la Secretaría de Gobernación actualizó el Registro de Extranjeros radicados en Baja California. Éstos, aún siendo esporádicos, nos permiten establecer patrones contrastantes respecto de los primeros grupos. Gracias a las redes políticas y sociales que desarrollaron, pudieron eludir con facilidad los instrumentos oficiales de control; algunos de ellos solicitaron la nacionalización, formaron una familia y reorganizaron sus actividades económicas.

Esta década se caracteriza por su desplazamiento del campo y su arraigo en las incipientes zonas urbanas, a tal grado que de 230 rancherías habitadas por chinos y registradas en el censo de 1921 bajo nombres chinos, nueve años después, cuando se levantó la información para el censo de 1930,  ya no se mencionan. También disminuyó, de manera considerable, el número de los ranchos y campos agrícolas que se habían registrado en 1921 como propiedad de chinos o, por lo menos, habitados por ellos. Por otro lado, en el censo de 1930 la información relacionada con la tenencia de la tierra se ordenó bajo las categorías de colonia y campo agrícola, mientras que en el censo de 1921 la ranchería había representado la categoría predominante. Después de 1937, en el valle predominaron los ejidos y las colonias; en 1938 se cambiaron los nombres de algunas colonias, ranchos y estaciones que pasaron a formar parte del sistema ejidal. Para L. Mitchison el movimiento migratorio chino solamente se detuvo hasta la década de los años 50, a raíz del establecimiento del gobierno comunista en China.

 

Conclusión

Los chinos que se establecieron en Baja California fueron un grupo étnico que desarrolló una dinámica social peculiar. A diferencia de otros grupos extranjeros, los chinos impulsaron y desarrollaron las actividades económicas en el sector agrícola y comercial de la región. Su capacidad para organizarse en sociedades agrícolas les facilitó convertirse en subarrendatarios de la Colorado River Land Company; los más adinerados organizaron compañías por medio de las cuales pudieron trabajar la tierra de forma independiente. Vinculaban sus actividades del campo con las de la ciudad; los productos agrícolas, como hortalizas y legumbres, los comercializaban a través de sus propios locales de abarrotes, ubicados en La Chinesca, o los distribuían por medio de los vendedores ambulantes en los campos agrícolas donde trabajaban sus paisanos.

En aproximadamente quince años lograron mejorar su posición económica. Su frugalidad y facilidad para organizar empresas productivas les permitió la acumulación de excedentes, recursos que se volvieron necesarios cuando se desligaron de las actividades en el valle para establecerse de manera permanente en la zona urbana, con el propósito de dedicarse  al desarrollo de pequeñas industrias. Ampliaron la diversidad de sus actividades comerciales y, finalmente, impulsaron otras nuevas relacionadas con la prestación de servicios, entre las que se pueden mencionar lavanderías, cafés, restaurantes y casas dedicadas a diferentes tipos de juegos.

Los inmigrantes chinos siempre estuvieron en movimiento; cuando terminó su desplazamiento por la geografía de nuestro país, transitaron en poco tiempo de las actividades agrícolas al comercio, a la organización de talleres, a la pequeña industria y prestación de servicios. Algunos terminaron su relación con el mar para dedicarse a cultivar la tierra al mismo tiempo que abrieron tiendas donde vendieron sus productos agrícolas junto con otras mercancías. Posteriormente, del campo se desplazaron a la ciudad, a tal grado que llegó un momento que resultó difícil ubicar a los chinos en el campo porque su capital había sido invertido en las zonas urbanas de Mexicali, de Tijuana y, en menor medida, de Ensenada.

La movilidad social ascendente alcanzada por los inmigrantes chinos fue resultado de su facilidad para organizarse en sociedades, asociaciones y cooperativas. Los inmigrantes chinos, en pocos años, se desplazaron de la agricultura al comercio y pequeña industria, para pasar de ahí a la prestación de servicios como restaurantes y cafés. A diferencia de otros grupos étnicos, los chinos lograron integrarse a los grupos económicos, políticos y sociales más representativos de la región, lo cual fue posible porque en el seno de su misma comunidad encontraron el apoyo necesario para lograr su integración a la nueva sociedad receptora.

 

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* Investigadora del Instituto de Investigaciones Históricas, uabc. velazque@uabc.mx

 

Notas:

1 “El comercio del opio lo realizaban comerciantes privados de origen británico que obtenían una licencia de la cio (Compañía de las Indias Orientales) para comprarle a ésta el opio en las subastas públicas realizadas en Calcuta y después venderlo en China. La plata que obtenían la cambiaba la cio en Guangzhou por letras de cambio, pagaderas en India o Inglaterra. Así la compañía financiaba sus compras de té y seda. Comercio conocido como Country Trade. Marisela Connelly, “Comercio y consumo de opio en China”, Estudios de Asia y África, núm. 83, vol. xxv, núm. 3, septiembre-diciembre 1990, p. 39.

2 José Jorge Gómez Izquierdo, El movimiento antichino en México, 1871-1934. Problemas del racismo y del nacionalismo durante la revolución mexicana, México, Instituto Nacional de Antropología e Historia, 1991, Colección Divulgación, pp. 27-28.

3 Ibidem, p. 28.

4 Culi proviene del inglés coolie, y éste de qúli, voz indostánica. En la India, China y otros países de Oriente, así se designa a un trabajador o criado indígena. Diccionario de la lengua española, Madrid, Real Academia Española, 19ª ed., 1970, p. 396. Coolie: (Koo’le), en el Oriente así se le llamaba a la mano de obra no calificada, criado o trabajador doméstico; también designaba a las personas que realizaban trabajos pesados, especialmente con bajo salario. Standard Dictionary of the English Language, vol. 1, eua, Funk and Wagnalls, International Edition, 1971, p. 286.

5 Gómez Izquierdo, op. cit., p. 29.

6 Ibidem, p. 30.

7 Ibidem, p. 59.

8 Ibidem, p. 34.

9 El 6 de mayo de 1882 se aprobó en Estados Unidos la Ley de Exclusión China, con la argumentación de que los trabajadores chinos ponían en peligro el orden en algunas localidades del territorio estadunidense. Con esa política, durante los siguientes diez años quedó suspendida la inmigración de trabajadores chinos y fue ilegal su entrada a los Estados Unidos. En este periodo se legisló especialmente contra los transportes marítimos, de tal forma que se trató de controlar los movimientos y transacciones en los puertos de ese país. En caso de que el patrón de cualquier embarcación transportara desde cualquier puerto o lugar del extranjero a trabajadores chinos, se le castigaría con una multa de 500 dólares por cada uno de los que hubiera transportado; también se le podría encarcelar como máximo un año. Se establecía que cuando se detuviera a cualquier persona china cuya estancia fuera ilegal, se le “obligaría” a regresar a su país de origen, lo cual se podía hacer según la ley después de seguirles un proceso judicial que demostrara que no tenían derecho legal para permanecer en el país. De la Ley de Exclusión China sólo se exceptuaba a los funcionarios diplomáticos del gobierno chino, quienes incluso podían viajar con sus sirvientes. Con esta norma quedó cancelada la posibilidad de que los chinos pudieran obtener la ciudadanía, al menos durante los primeros diez años de su estancia. Silvia Núñez García y Guillermo Zermeño Padilla, eua. Documentos de su historia política, México, Instituto José María Luis Mora, 1988, t. 3, pp. 260-262.

10 En el artículo quinto de dicho tratado se estableció que sería libre y voluntaria la emigración de los súbditos chinos solos o acompañados de sus familias; en consecuencia, se reprobó cualquier acto de violencia o de engaño que tuviera el propósito de expatriar súbditos chinos contra su voluntad. Los dos gobiernos se comprometieron a perseguir con todo el rigor de las leyes cualquier contravención de la estipulación anterior.

11 En 1921, el presidente Álvaro Obregón comunicó un acuerdo a la Secretaría de Relaciones Exteriores, por medio del cual quedaba prohibida la inmigración de trabajadores chinos, excepto los comerciantes que vinieran a invertir, que no podrían ingresar al país en grupos de más mayores de diez personas. Para mayor información, véase Catalina Velázquez Morales, Los inmigrantes chinos en Baja California, 1920-1937, uabc, 2001, pp. 84-85. 

12 Entraban a México por Salina Cruz, Manzanillo, Mazatlán, Guaymas, Mexicali y Ensenada.

13 La forma f.14 permitía al Servicio de Migración contar con la media filiación de los extranjeros que se encontraban en nuestro país, información que se levantó entre 1933 y 1936.

14 The Chinese in America, Chinese Culture, New York Publishing Co., 1950.

15 El chino que ingresó en 1939 se registró dos meses después y afirmó que era técnico mecánico y tornero. El otro, cuyo registro aparece en 1941, tenía 49 años y se dedicaba al comercio. agn, Registro nacional de extranjeros, tarjetas de inmigrantes chinos. Fotocopia en iih-uabc.

16 Alfonso Salazar Rovirosa, Cuadernos bajacalifornianos. Cronología de Baja California, del Territorio y del Estado, de 1500 a 1956, México, Impreso en Litografía Artística, núm. 7, 1957, p. 82.

17 Para mayor información, véase José Ángel Espinoza, El ejemplo de Sonora, [s. p. i.], 1932, p. 62.

18 Nicole Marie Diesbach,  El proceso de producción agrícola en el valle de Mexicali, tesis de licenciatura en Sociología, uabc, Escuela de Ciencias Sociales y Políticas, 1977,  p. 55.

19 Aurelio de Vivanco, Baja California al día, Distritos Norte y Sur de la península, Lower California Up to Day, Los Ángeles, California, Wolfer Printing Co., 1924, p. 410.

20 agn, Gobernación, vol. 245, secc. s/s, exp. 1, fotocopia en iih-uabc, exp. 38.8.

21 Embarcación llamada así por la combinación de la pesca del abulón y del pescado rojo.

22 San Diego Union, 2 de marzo de 1872.

23 Posteriormente, en las actividades del campo se centraría el trabajo y el interés de los chinos.

24 Entre 1904 y 1905, la Colorado River Land Company, compañía estadunidense organizada por inversionistas de Los Ángeles y algunos colonos del Valle Imperial en California, compró la mayor parte de los terrenos irrigables del valle de Mexicali a Guillermo Andrade, con lo que obtuvo el control casi completo de la región. Antonio Padilla Corona y David Piñera Ramírez, “El surgimiento de Mexicali”, en Mexicali. Una historia, 2 vols., Mexicali, uabc, Instituto de Investigaciones Históricas, 1991, t. l, p. 186.

25 Folleto, Cuadro logial 1995, Logia Simbólica Chee Kung Tong, núm. 9, en Archivo Histórico de Mexicali, B. C.

26 agn, Departamento del Trabajo, vol. 496, exp. 12, fotocopia en iih-uabc.

27 Zaida María Fonseca Herrera registra en su trabajo un ejemplo del tipo de contratos de trabajo que se ofrecía a los chinos, y aunque no es para el caso que nos ocupa, sí nos da una idea aproximada del tipo de convenios que se establecían. En 1872 se envió el siguiente contrato al gobierno de Costa Rica para su aprobación:

Art. 1. Enrique Meiggs Keith, Hubbe y Grytcell se obligan conforme a la concesión del Supremo Gobierno, publicada en la Gaceta Núm. 15, del corriente mes de abril, a poner durante dieciocho meses contados a partir de esta fecha, en el Puerto de Puntarnas (no especifica el número) trabajadores chinos entre dieciocho y 40 años; serán sanos y vendrán con contratos firmados por ellos o sus mandarines. Quedarán obligados a servir a sus compradores durante ocho años consecutivos contando desde el embarque en China. Los contratantes tienen la obligación de proporcionarles alimento sano y suficiente, habitación cubierta, tres vestidos de manta y cinco pesos en monedas del país por mes, no puede extenderse de doce horas diarias de labor. Tendrían tres días libres cada año para sus actos religiosos y atención médica gratis en caso de enfermedad.

Art. 2. El chequeo médico al desembarcar será pagado por el contratante.

Art. 3. Cada particular deberá pagar a la compañía importadora 350 pesos en moneda del país por cada chino que tome; la mitad cuando se le avise del desembarco. La otra mitad tres meses después con uno por ciento de interés mensual.

Art. 4. La compañía por falta de pago de la primera mitad puede establecer juicio por daños y perjuicios o quitar los chinos y contratarlos con otra persona.

Art. 5. El particular debe aceptar recibir la comisión del gobierno que vigila el cumplimiento de ese contrato en especial el buen trato que den a los trabajadores chinos.

Veáse Z. M. Fonseca, Los chinos en Costa Rica en el s. xix, San José Costa Rica, Universidad de San José Costa Rica, Facultad de Ciencias Sociales, 1979, pp. 26-27.

28 Informante Lum-Ba-Un,/S.A./, Archivo de Historia Oral, iih-uabc.

29 Ana María Avilés, Antecedentes históricos de las actividades económicas de Mexicali, Mexicali, uabc, Instituto de Investigaciones Sociales, 1983, p. 22.

30 Informante Yee Can Chan, Archivo de Historia Oral, iih-uabc.

31 Consejo de Planeación, Tesis económica y social sobre el estado de Baja California, México, Gobierno del Estado de Baja California, 1958, p. 47.

32 Eduardo Auyón Gerardo, El dragón en el desierto, los primeros chinos en Mexicali, 1903-1991, Mexicali, Instituto de Cultura de Baja California, 1991, p. 50.

33 Ibidem.

34 agn, Departamento del Trabajo, vol. 1992, exp. 11/10, fotocopia en iih-uabc, caja 2, exp.

35 Joseph Richard Werne, “Esteban Cantú y la soberanía mexicana en Baja California”, en Historia Mexicana, núm. 117, vol. xxx, julio-septiembre 1980, pp. 16-17.

36 Auyón, op. cit., pp. 53 y 89.

37 Vivanco, op. cit., p. 200.

38 Auyón, op. cit., p. 52.

39 Entrevista realizada a Carlos Flores Rodríguez por Javier Hernández Gamboa, Archivo de Historia Oral en iih-uabc, M-18; también puede consultarse Catalina Velázquez Morales, “Los chinos agricultores y comerciantes en Mexicali, 1929-1934", en Meyibó, vol. iii, núms. 9-10, 1989, p. 106.