Presentación

 

El Instituto de Investigaciones Históricas ha puesto ya en circulación  el más reciente número Calafia, correspondiente al periodo enero a junio del 2005. De acuerdo a la tradición que ha caracterizado a la mencionada revista, la más antigua de la Universidad Autónoma de Baja California, cuyo objetivo ha sido la publicación de artículos relativos a la historia regional del noroeste de México y el suroeste de Estados Unidos, este volumen está dedicado al estudio de las Californias durante los siglo xviii y xix.

Inaugura la revista, un artículo del connotado historiador Ignacio del Río acerca del Fondo Piadoso de las Californias, el organismo al que recurrieron los misioneros jesuitas para lograr allegarse fondos que les permitiera ser económicamente autosuficientes durante la evangelización de la península de California. Del Río relata el papel fundacional del padre Juan María de Salvatierra y de algunos benefactores como don Pedro Gil de la Sierpe y Juan Caballero y Ocio en la constitución del mencionado fondo financiero.

Dos artículos, uno de Estela Davis y otro de Pablo Herrera Carrillo, hacen referencia a un episodio un poco olvidado actualmente en la historiografía regional pero que fue motivo de acuciosas investigaciones en el pasado: el de la presencia de corsarios o piratas ingleses en el sur de Baja California y su contribución a la jura de la independencia en la península. La escritora loretana Estela Davis hurgó en el archivo histórico Pablo L. Martínez de La Paz, Baja California Sur, y con paciencia reconstruyó papeles maltratados y casi ilegibles haciendo una importante contribución a este pasaje de la historia sudcaliforniana. Este trabajo se complementa con el de Herrera Carrillo, quien en la década de 1930 publicó varios artículos sobre este tema, uno de los cuales se incluye en este número de Calafia.

La presencia rusa en la Alta California es el tema que aborda Martha Ortega Soto en su artículo intitulado “La compañía ruso-americana en Alta California, 1812-1841” y Rina Ortiz con maestría tradujo los apuntes de otro ruso, Kiril Timofievich Jliebnikov, quien en la segunda década del siglo xix visitó a la entonces Alta California e hizo una descripción de dicho lugar, sus presidios, sus pueblos y misiones, formas de vida y costumbres de los españoles que radicaban en la región, así como de la flora y fauna de la misma.

En la colección Ascensión y Miguel León-Portilla del Instituto de Investigaciones Históricas se localizó la “Propuesta para establecer una colonia inglesa y escocesa en la Alta California”, hecha en 1826 por Vicente Rocafuerte, secretario de la Legación mexicana en Londres, la que se publica como Documento y en la sección de “Evocaciones de la memoria” se incluye el interesante recorrido que hizo James Griffin en compañía de don Alfredo Dipp Varela por algunos ranchos y pueblos del norte bajacaliforniano a finales del siglo anterior. Se cierra la revista con la reseña de Aidé Grijalva de una compilación que hizo Miguel Mathes de documentos existentes en el archivo de la Secretaría de Relaciones Exteriores de México sobre el establecimiento ruso en California, 1808-1842, asunto muy vinculado al trabajo que se publica de Ortega Soto.

 Igualmente, se anuncia que ya se encuentra en preparación el siguiente número de la revista, en el que se abordarán discusiones sobre historiografía regional.