Documento1: Archivo Judicial de Ensenada (1870-1940),
caja 11 exp. de fecha 28 de febrero de 1880, en el
iih-uabc.
Asunto: Robo de ganado cometido por indígenas.
Co. Juez de 1ª. Instancia
Francisco Rouquette mejicano por naturalizacion y vecino de este lugar,
en representación de C. B. P. Jones cuya carta poder acompaño.
Ante U. con el respeto debido me presento y expongo: que en el curso de
la semana pasada unos tres indijenas cuyos nombres ignoro y que el
Capitan de los indijenas de la Huerta dirá, me perjudicaron mis
intereses robandome ganado; y esto no es de ahora solo, sino que ya son
varias veces: Por tanto, a Ud. Co.Juez suplico se sirva mandar arrestar
a los mencionados indijenas por medio del dicho Capitan y seguirles el
juicio criminal, castigandolos con todo lo estricto de la ley.
Ofrezco los testigos necesarios para ratificar mi dicho.
Protesto no proceder de malicia.
Real del Castillo, febrero 28 de 1880.
Firma F. Rouquette M. D.
Interrogatorio a indígena sospechoso del robo:
Real del Castillo, marzo 5 / 1880. Con esta fecha se mando comparecer a
uno de los acusados para tomarle su declaracion preparatoria y estando
presente se le exhortó a conducirse con verdad en lo que toca a los
hechos propios, protestando en forma en cuanto a los agenos; e
interrogado por sus generales dijo llamarse Hormiga, que no sabe su edad,
casado, labrador y residente en la Rancheria Santa Clara.
Preguntado: Si sabe porque esta arrestado, contesta que no sabe.
Preguntado: Si no fue el que en compañia de otros robó unas reses en el
rancho Santa Catarina dino que no, que asi dicen pero que el no fue.
Preguntado: Quien es el que dice: contestó que los hombres que han
llegado aqui, uno de los cuales es el indigena Loreto y otro que lo
conoce de vista pero no de nombre.
Preguntado: Si sabe quien robo las reses en el rancho de Santa Catarina,
dijo que no sabe nada.
Preguntado: Si conoce al indigena El Apache, dijo que si lo conoce.
Preguntado: Si no fueron el que declara y el apache los que robaron las
expresadas reses del rancho de Santa Catarina; Contestó que no. Con lo
que se mando suspender esta declaración sin perjuicio de ampliarla en
caso necesario, y no la firmo por no saber, haciendolo el presente juez
con los de su asistencia con quienes actua por falta de Escribano
Público, Doy fé. Enrique Leon.
Interrogatorio a Don Manuel Nuñez, una de las pruebas presentadas por la
parte acusadora, protestado en forma y por sus generales dijo: llamarse
como queda dicho, ciudadano mexicano, edad de treinta años, soltero,
ejercicio baquero y residente de Santa Catarina.
Preguntado: Si conoce a los indigenas Hormiga y Apache, contesto que no
los conoce.
Preguntado: Si sabe que los mencionados indigenas hayan robado hace
pocos días unas reses en el rancho de Santa Catarina, contestó que no
sabe positivamente y que lo que puede decir es que, dichos indigenas
yendo el que declara en seguimiento de ellos, encontró a tres indios en
unos jacalitos, les preguntó quienes eran los que habian pasado,
haciendoles cargo al mismo tiempo de unas reses que habian matado en el
rancho de Santa Catarina, y contestaron que ellos no podian haber sido
porque no tenian su caballo pero que mas abajo vivia un tal Hormiga y
que él sí tenía. Habiendo llegado el declarante a la casa de Hormiga,
preguntaron él y el indio Loreto que lo acompañaba, que adonde estaba el
Hormiga y le contestaron que habia salido en busca de los caballos.
Entonces el que declara estuvo observando y vio a cosa de treinta metros
a una mujer, haciendoles seña para que se escondieran, en este momento
arrancó hacia ellos el que habla y alcanzó al Apache sin darle lugar a
que pudiera esconderse, en cuanto a los caballos vio que uno era canelo
entero y los otros dos eran de color saino, no pudo observar bien si
eran caballos o yeguas, porque para poderse esconder los habian ya
soltado […]. Entonces mandé llamar al Capitan Jesus de la rancheria
quien se hizo responsable para venir a entregarlos a la autoridad en
este lugar. Que el indigena Ignacio viniendo del rancho de la Grulla,
vio en la mañana muy temprano, al Hormiga y otros dos mas que el no pudo
conocer llevando del Rancho de Santa Catarina rumbo de Santa Clara, a
cuyas inmediaciones esta la ranchería, tres caballos cargados con carne
fresca por cuya razon es de presumirse que sean las reses que mataron
del rancho y cuyas cabezas se encontraron en el mismo lugar donde fueron
muertas y ámas vio la cobija del Apache my manchada de sangre asi como
una sábana de su hermano del Hormiga.
Preguntado: Si no tiene mas que decir o quitar a lo que deja manifestado,
dijo que no tiene mas que decir, que lo dicho es la verdad por lo que se
afirma en obvio de la protesta que tiene otorgada, no firmando por no
saberlo hacer, haciendolo el presente juez con los de su asistencia por
falta de Escribano Público, Doy fé,
Enrique Leon.
El abigeato o robo de ganado fue un delito frecuente en Baja California,
sobre todo en los ranchos y poblados cercanos a la frontera con Estados
Unidos, durante el periodo 1860 y 1880. Las acciones delictivas en este
ramo se llevaban a cabo por diversos motivos. Algunas veces era cometido
por gavillas de ladrones para venderlo o intercambiarlo por armas o
provisiones; en otras, el ganado era sustraído de un rancho para
llevarlo a otro donde sería remarcado con el fierro de su nuevo
propietario; y en otras, la mayoría, el robo era perpretado por
indígenas ue habitaban en las inmediaciones de los ranchos y no era
precisamente para venderlas, sino para destazarlas y compartir los
trozos de carne entre otros miembros de la comunidad.
Tal es el caso que aquí documentamos, del robo cometido en el rancho de
santa Catarina por los indígenas de la ranchería de La Huerta: Hormiga y
Apache.
En
estas situaciones no tardaban mucho tiempo para ubicar a los culpables,
pues bastaba con recabar información en los ranchos vecinos para
seguirles el rastro. Cuando se detenía al (los) sospechoso (s), el
interrogatorio se practicaba a rancheros e indígenas con el fin de tener
la versión tanto del acusado como del acusador. El culpable no podía
reparar el daño de manera económica porque normalmente no disponían de
dinero, por lo que se les imponía como castigo o bien el pago con
trabajo para el ranchero agraviado o el depósito de una fianza que tenía
que otorgar un tutor, lo que era más difícil. Cuando se trataba de otros
delitos distintos al robo de ganado o la cantidad de reses robada era
considerable, el acusado era consignado a tres o seis meses de trabajos
en la vía pública.
Documento 2: Archivo Judicial de Ensenada (1870-1940), caja núm. 11 exp.
de fecha 13 de enero de 1880, en iih-uabc.
Asunto: Averiguación seguida en contra de los indígenas José Mudo,
Antonio Cotoy, Nicolás Duarte (a) Chano y José Antonio hijo de Catarina,
por indicios de abigeato.
Juzgado local sección de la costa. Que habiendo sospechas que en San
Antonio de las Minas, que en la casa de José Mudo se ha matado una res
la cual se cree la han tomado de algún rancho indevidamente por lo tanto
el C. Felipe Croshuat (hijo) va a dicha casa con la orden de este
juzgado para exigir el cuero y averiguar si la han comprado legalmente.
Libertad y Constitución
Rancho de Mactajanail. Enero 13 de 1880. Firma Santa Ma. Alvarez
Otro si, en el caso que sea confirmada la sospecha el C. Croshuat lleva
el derecho de aprehender al malechor haciendo uso de sus armas en un
caso necesario. Esta vale. Firma Santa Ma. Alvarez.
El mismo día, Felipe Crosthwaite, aprehendió a Nicolás Duarte, en San
Marcos en la propia casa de Jose Mudo y lo presentaron ante el juez
local, junto con dos patas, las costillas y la cola que se supone
pertenecían a la res robada. Se observa en otros casos de este tipo, que
la autoridad local le concede derecho al agraviado, para que él mismo
investigue y aprehenda al malechor incluso, hacer uso de las armas en
caso necesario.
Un día después aprehendieron a José Mudo y José Cotoy. Entre los
testigos del ranchero Crosthwaite, se citó a John Warde, estadunidense
contratado por George Flower, para que cuidara del rancho de San Marcos.
A este respecto, cabe mencionar que no eran pocos los extranjeros que
tenían propiedades en Baja California, y la mayoría de las veces no
radicaban en ellas sino que encargaban sus intereses a connacionales.
Con el aumento de la población y el surgimiento de los ranchos, los
indígenas incorporaron nuevos oficios a sus actividades, como el de
vaquero o cuidador de ganado, actividad que practicaban algunos de los
acusados. A través de los interrogatorios hechos a los indígnas, se
percibe cierta naturalidad en sus respuestas, de manera que aunque en
sus declaraciones admiten haber visto y participado de la carne de res,
no creen haber cometido delito. Algunas veces, esta actitud parece tener
la intención de protegerse entre ellos mismos por ser vecinos de otras
rancherías. Los tres indígenas sospechosos coincidieron en señalar como
autor del robo al indígena José Antonio, quien trabajaba en el rancho de
Matajanal. Cuando lo arrestaron también dio su versión de los hechos.
Declaró que Sylvestre el hijo de José Mudo lo invitó a traer un becerro
de un lugar llamado Toros Pintos, que al encontrar la punta de ganado y
aventar el lazo, sin querer lazó una vaca en lugar de un becerro. El
animal que lazó estaba marcado con el fierro del señor Flower, es decir,
no pertenecía al ganado de Crosthwaite. Entre José Antonio y Sylvestre
llevaron la res a San Marcos, la mataron entre los dos, parte de la
carne se la llevó Antonio para convidarle a su familia, sin decirles que
era robada, y la otra parte Sylvestre, que es la que encontraron en la
casa de José Mudo. Las cosas no terminaron ahí pues al preguntarle a
José Antonio si sabía de otros robos de reses dijo que Chano Duarte,
José Mudo y Antonio Cotoy tenían un campo, así refieren al lugar donde
mataban y destazaban las reses, en una cañada, entre las lomas del Tigre.
Que ellos mismos lo habían invitado a ese lugar y le dieron carne para
que llevara a su familia. Que en otra ocasión Chano lo buscó para
intercambiar miel por carne. Los campos o rastros, se improvisaban en
tanto notaban la desaparición del animal y se hacían las investigaciones.
En este caso, por la declaración de José Antonio, se nombró una Comisión
para que revisara el lugar, encontrando seis patas de res, huesos
desparramados, tres panzas, un depósito de huesos y dos cabezas.
Finalmente, después de la declaración del que señalaban como autor del
robo, todos resultaron culpables, incluyendo a Sylvestre el hijo de José
Mudo, que aprehendieron poco después. |