Evocaciones de la memoria

Maestro José Guadalupe Corral García:

"La escuela José María Larroque

la hicieron los militares"1

 

Leticia Bibiana Santiago Guerrero*

 

El maestro está vinculado con el desarrollo personal de sus alumnos; al ejercer su labor educativa, es responsable de fomentar en sus estudiantes los valores, las creencias, en fin, el conocimiento acumulado que de una generación a otra se va transmitiendo.

¿Qué sucede en un estado como el de Baja California, en donde la mayoría de sus maestros jubilados no nacieron en la región? Se trata de maestros que, al llegar, trajeron consigo la herencia cultural de su lugar de origen y compartieron con sus alumnos los conocimientos de su materia. Por ello, es valioso dar a conocer las historias de vida de profesores que han enseñado a los nuevos bajacalifornianos.

En este trabajo presentamos brevemente la historia de vida del maestro José Guadalupe Corral García, quien prestó 20 años de servicio en la escuela José María Larroque, ubicada en la colonia Morelos, una de las comunidades más antiguas de Tijuana.

El maestro Corral es originario del estado de Durango; nació en 1925. En su relato rememora los oficios de su padre, quien perteneció a una generación campesina y minera, a la cual le sucedería una de migrantes hacia “el norte”, en el contexto del contrato bracero, y a la que se incorporó nuestro entrevistado. Así, el maestro nos relata sus vivencias como bracero y cómo, en el ir y venir al término de la cosecha, decide dejar de migrar, quedarse, arraigarse en Baja California; además, nos explica cómo, a través de su oficio de maestro, formación recibida en su natal Durango, se incorporó a la sociedad bajacaliforniana. Asimismo, rememora la escuela de grandes adobes construida por los militares en la colonia Morelos, y como ese plantel dio paso a una de block. También, nos habla de un nuevo perfil de maestros bajacalifornianos: los egresados de la Escuela Nacional de Maestros, a los que llama “los otros”, los del “segundo reenganche”.

Esta historia de vida nos da a conocer un perfil diferente de las generaciones de maestros, a la que le podríamos agregar una más: la de los egresados de las carreras de la Universidad Autónoma de Baja California que participan en el magisterio, como los abogados en la enseñanza del civismo, o los literatos en la del español, etcétera, quienes actualmente son llamados “los otros” por la generación anterior. 

 

 

Testimonio de José Guadalupe Corral

 

Soy José Guadalupe Corral García, nací en Los Corrales, Tepehuane, Durango, el 1º de abril de 1925. Mis padres, finados, Guadalupe Corral Nevares, él nació el 2 de diciembre de 1901 y mi madre, Reynalda García de Corral, el 7 de septiembre, igual en 1901. Los dos nacieron en Los Corrales, Tepehuane, Durango. Mi papá se dedicaba al medio rural, a la agricultura y arriería. Él sembraba maíz y frijol de temporal. Cuando era arriero una vez duré 28 días con él en la sierra con 10, 15 animales cargados. Él le llevaba a los comerciantes de la sierra todo lo que necesitaban; a otro que tenía un molino harinero también, y luego ya de regreso traer costales de metal de los minerales, para acá donde va el ferrocarril, para que ahí se llevara a Monterrey a la fundición.

En mi pueblo estudié hasta cuarto año porque no había quinto, de ahí me fui a la Escuela Regional Campesina J. Guadalupe Aguilera de Durango; el primer año era el complementario, quinto y sexto año, pero la escuela pasó a ser campesina, ahí estudié 2 años, salí de perito agrícola en la región. Todavía no cumplía 18 años, y otro primo y yo, que se llamaba David, nos fuimos al Banco Agrícola de la ciudad de Durango a pedir trabajo y nos dijeron “den la vuelta, muchachos, en dos, tres meses”. Nos fuimos a la Dirección de Educación y nos dieron nombramiento. A él le dieron uno provisional de 6 meses y a mí de base. Pero de mi pueblo al municipio de Canela, Durango, tiene uno que atravesar la sierra en mula, a caballo, son tres días para llegar. Me gustó la idea de ser profesor, me gustaba mucho leer. En aquellos tiempos todo era memorizado; primero, segundo año y en segundo año sabía uno la regla de tres simple. Ahí trabajé seis meses en la escuela semiurbana de Canela, luego me cambiaron a una escuela rural que se llama Arroyo Grande, de ahí a otra escuela rural Agua Blanca Canela, Durango. Mi nombramiento lo tengo con 1º de febrero de 1943. En 1945 me casé, pedí el cambio de zona fuera de la sierra y me la dieron a la de Santiago Papasquearo, Durango, que abarcaba la ciudad de Santiago Papasquearo y Tepehuane. En Tepehuane, Durango, duré tres años. Como para ir a mi pueblo tenía que ir en la mañana y regresar en la tarde y entonces pedí el cambio que fue al revés; al otro lado de mi pueblo y me dieron en Herreras, Durango; trabajé cinco años, hubo la “braceriada”, renuncié y me contraté de bracero a los Estados Unidos en el 52 a los 27 años.

La “braceriada” era general, todos iban, todo el pueblo, juntos; sacábamos el acta de nacimiento en la presidencia municipal y nos íbamos a Durango a presentar toda la documentación. El centro de contratación estaba en Durango, ahí seleccionaban y hacían el examen médico de pies a cabeza, rechazaban a los que eran muy viejos o que no podían ya trabajar o le notaran alguna enfermedad. De ahí nos pasaron a Irapuato, Guanajuato, para acabar de ir a firmar y las fotografías. De ahí cuatro días en el tren hasta Nogales, fue el último tren de los americanos que fue a traer los braceros; iban los trenes americanos a traerlos a México, a Monterrey. Ahí veníamos todos y nos daban lonches, sandwiches, nos daban todo, los americanos. En Empalme, Sonora, ahí teníamos que bajar, estaban los cajones llenos de aserrín, para pisar yo creo, desinfectar las suelas [ríe]. Luego llegamos allá, nos bajaron como a 25, 17 éramos del mismo pueblo, 25 para abajo, caminaba el tren y por allá bajaba otro y otro, otra pizca, a otro trabajo. Yo me contraté en Santa Bárbara, California, en la pizca de limón. Al otro día estaba el mayordomo: Jesús Gutiérrez se llamaba y nos enseñaron cómo se pizcaba, las tijeras, el número y todos los cajones de cómo nos pagaban, a 36 la hora y 18 el cajón, la caja. Llegué a pizcar 60 cajones diarios grandotes. Contrataban de seis meses, por renovar, pero cuando ya no había pizca, “qué estaba haciendo uno” le pagaran 1.50, nomás para mientras, había más limón. Nos regresaban en el tren, nos daban el pasaje, salía por el Paso, Texas. Allá estaba junto conmigo mi padre y un hermano, estábamos los tres en la misma casa, yo trabajé ahí tres meses y me fui a Durango otra vez, trabajé otros seis meses, y mis padres se fueron a radicar a Torreón, me invitaron, y también, y pues, ya había renunciado y me fui a Torreón. Ahí tenía un puesto en la terminal de camiones, eran de los locales que corren de ahí de la ciudad de Torreón a los pueblitos, ahí a cuidarles los bultos, me daban propinas y todo eso; pues me enfadé y vámonos para Mexicali con toda mi familia, traía cinco hijos.

El 21 de marzo de 1954 llegué a Mexicali, para estar cerquitas del "otro lado" y además me quedaba más cerca arreglar documentos y porque tenía cuatro hermanos juntos en el mismo domicilio en Santa Bárbara. En Mexicali, fui a la Dirección de Educación, pero como ya estaba por ser las vacaciones, y había contrataciones en Mexicali, el 54, me volví a contratar de bracero cuando se acabó el limón, la pizca y vámonos, el 20 de noviembre salí del “otro lado”, el 21 fui a la Dirección de Educación con el profesor Salas Quintal, el subdirector de Don Carlos García Rivera, que era el director; me pidió mis documentos y me dice –pues no hay más que en un ejido, porque tengo como 80 que solicitan de corbatita en la ciudad–. Fue como llegué al ejido Hidalgo del valle de Mexicali, permanecí tres años, pero tocó que el clima me empezó a perjudicar, entonces solicité el cambio aquí a Tijuana, pero me comisionaron a la escuela Padre Kino de Tecate. Ahí llegué el 8 de septiembre, hasta el 8 de enero del 58 que me vine aquí a Tijuana. Yo conocí Tijuana desde el 48, salí del “otro lado”, pasé por aquí, ahí donde está la Tres Hermanos de la Tercera, ahí estaba el hotel El Correo, ahí dormía en la noche y en la Argüello ahí estaba la terminal de camiones que iban a Mexicali. Allá en la Libertad nomás llegaban las casitas a la orilla del cerro, todo esto era monte, allá para la Morelos subía uno por la vereda y los carros enlodados. En la Morelos estaba poblado ahí donde está la escuela, enfrente hacia arriba, hasta donde se divisa la loma, arriba que es donde está la tienda, ahí comenzaron los señores Limón [Mercados Limón], también estaba poco poblado donde está la iglesia alrededor así nomás. No tenía pavimento, no tenía casi agua y luego la gente muy pobre, muy en despoblado.

En Tijuana me comisionaron a la colonia Morelos, a la Escuela José María Larroque, el 9 de enero de 1958. Ahí trabajé muy a gusto, estaba de directora la profesora María Isabel Villanueva que ya es finada; el 59 tomó la dirección el profesor Domitilo Hernández Araiza, que estaba ahí mismo en la escuela, él supo llevar todo el personal, no hay escuela que tuviera queja de nosotros, gracias a Dios. Cuando llegué, las únicas escuelas que había eran la Obregón, la 20 de Noviembre, la José María Larroque, la Martínez, la Carranza de la Libertad, dos o tres que eran del estado.

La escuela José María Larroque la hicieron los militares, de adobes de más de medio metro, bien hecha, lo único corriente fueron los techos, tenía como 12 salones entonces. Los militares construyeron la escuela porque ahí estaba el cuartel, cuando era la ciudad chica. Todavía hasta el 58 la escuela era la que celebraba el día del militar, el día del soldado, era la única que les hacía festejo,  unos maestros organizaban honores y bailables, pastel y todo. Hace como 18 años se tumbó toda la escuela e hicieron la escuela moderna. Hubo la campaña del estado, de educación, de renovar todos los edificios. Antes de eso, la familia Limón Padilla había hecho dos aulas pero de material, también hicieron dos aulas, cuando estuvo el gobernador Eligio Esquivel Méndez. Para la nueva escuela el profesor Domitilo Hernández Araiza y yo fuimos los que echamos las vueltas a Mexicali al capce, ocho o diez vueltas las que se necesitaron para la construcción de la actual escuela. Inclusive, él y yo fuimos los que firmamos de aval por la cuota que daban los padres de familia de los dos turnos, en la sahope firmamos de avales. Los padres de familia debían aportar el 20% de lo que costó, por eso firmamos. Pero los padres por la situación económica y además que toda la colonia, que era muy pobre, cuando don Roberto de Lamadrid inauguró la Alba Roja, después fuimos alrededor de 8 maestros a solicitarle la condonación al licenciado Gustavo Almaraz Montaño, que estaba de secretario de don Roberto de Lamadrid, y finalmente se dijo “han cooperado mucho, queda condonada la deuda”. La escuela debería de tener un aula a nombre del profesor Domitilo Hernández Araiza, él era de Aguascalientes, trabajó en la escuela del 58 hasta el 80 que se jubiló. El profesor Domitilo fue una persona muy trabajadora en la escuela,  y era  de los oradores, sabía cómo defender sus ideas.

En la escuela Larroque, cuando la región pasó a ser de Territorio de la Baja California  a estado, el señor gobernador finado Braulio Maldonado hizo doble turno. En la mañana fue José María Larroque y en la tarde se llamaba José María Morelos. Con el doble turno vinieron muchos maestros de México, Nayarit, Tepic, de por allá de Guadalajara los trajeron, les decíamos el 59 o 60, los del primer reenganche y los del segundo reenganche, los maestros nuevos y los viejos, nosotros éramos todos los viejos [ríe]. Los nuevos venían de la universidad, por lo regular de la Nacional de Maestros, muchos de México. Venían muchos rebeldones, unos querían irse hasta a Rusia. Fue el año que hubo la promoción de normales, entonces como en la actualidad les dan plaza donde hace falta, así aquí que faltaban muchos y estaba la población aumentando, entonces llegaban bastantes, no crea que pocos. Entre los maestros que llegaron estaban Florencio Álvarez del Monte, otro se apellida Saldaña, Jesús Ruiz Barraza también trabajó en la Morelos, Alfonso Morales, Eleazar García Montesinos, Ángel Ortiz Vallarta, de los que se quedaron que trabajaban en la Granaditas también.

Una cosa curiosa, de primero se peleaban las mamás, se decían de la madrugada, para hacer fila porque como era un primer año nomás, hasta 50 niños en los grupos; por eso se formaron los Centros Alfabetizantes, había muchos niños, yo atendí tres años, tenía 49 niños, de la una a las 4 o las 5.  Los sentaba en la cama, los sentaba en el cajón, los sentaba en la mesa, arriba de un veliz –escríbele– y esto y lo otro, pagando dólares mensuales cada uno, pero ya llegaron el 59, 60, pues ya donde quiera había primeros años. Porque pues ya había maestros suficientes y había aulas.

En 1968 formaron una caja de ahorro los maestros de la zona que abarcaba hasta la Obrera, estuvieron dos años, tres años y me nombran a mí de tesorero. Solicitaban préstamos conforme lo que tenían y ellos decían cuánto abonaban por quincena; nosotros íbamos a pagarles a las escuelas. Durante los 25 años que trabajé en la caja de ahorro muchos maestros llegaron a adquirir casa, comprar carro, inclusive a los que estaban en Nayarit estudiando se les acababa el dinero, ahí va el telegrama al otro día. Mucho servicio hizo la caja social. También promoví el fraccionamiento magisterial, éramos alrededor de 140 maestros de los tres niveles, tuvimos dificultades judiciales y todo eso, no tuvieron confianza, ahora quedaron unos 20 o 25 dueños, fueron vendiendo y vendiendo y yo aún sigo de presidente, de tesorero de la acción civil, representante común, activista, secretario, gestor, todo lo que usted guste.

Como tesorero de la Sociedad de Padres de Familia, me encargaba de las comisiones al Parque Balboa, 20 años consecutivos, llegamos a llevar hasta doce camiones de todo el alumnado. También periódicamente cada onomástico salía uno a las once a cualquier restaurán e íbamos a comer todo el personal, muchas cosas sociales, ya todo queda en olvido ahí todito eso. En la escuela trabajé 20 años, ya tengo 21 de jubilado, yo me jubilé en 1978.

 

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*Investigadora del iih-uabc.

 

1 Entrevista realizada al Mtro. José Guadalupe Corral García, por Bibiana Santiago Guerrero, el 25 de enero del 2000, en Tijuana, B. C. Clasificación en el Archivo de la Palabra, del Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Autónoma de Baja California, pho-tj/4/12(1). Entrevista realizada para el proyecto de historia oral: Colonias antiguas de Tijuana a partir de historias de vida.